Salud mental en las personas mayores
6 minPublicado el 9 de octubre de 2024
El proceso de envejecimiento no sólo comporta cambios físicos, sino también relacionados con el ámbito emocional y social, unas transformaciones a las que se debe prestar atención porque pueden afectar la salud mental de las personas mayores.
La pérdida de capacidades o la disminución de la funcionalidad que experimentamos a medida que envejecemos pueden provocar episodios de angustia y tener consecuencias negativas para la salud emocional. También el aislamiento social y la soledad, que sufren cerca de una cuarta parte de las personas mayores, pueden ser factores de riesgo. De la misma manera, ser objeto de discriminación por motivos de edad (edadismo) puede provocar efectos secundarios negativos en las etapas posteriores de la vida. Ante estas circunstancias que afectan a las personas adultas mayores en mayor o menor medida, la prevención e intervención temprana son cruciales para reducir la presencia de patologías más graves.
Principales problemas de salud mental
Los problemas de salud mental que afectan especialmente a las personas mayores son los relacionados con la memoria y el deterioro cognitivo, aunque cada vez son más frecuentes diagnósticos como la depresión y la ansiedad. Más allá de los síntomas propios de cada trastorno, existe un importante impacto negativo en el bienestar general.
Aproximadamente el 14% de los adultos de 60 años o más padecen algún trastorno mental o neurológico, según datos recientes de la Organización Mundial de la Salud. Entender los desafíos a los que se enfrentan los adultos mayores y velar por su bienestar emocional y psicológico es clave, ya que son factores que influyen directamente en la calidad de vida.

Prevención para el bienestar emocional
Las principales estrategias de prevención y promoción de la salud mental en personas mayores se focalizan en crear entornos físicos y sociales que favorezcan el bienestar integral. Es importante garantizar un espacio positivo que les permita realizar aquellas actividades que son de su interés, aunque en ocasiones no sea fácil debido a sus limitaciones.
Existen diferentes recursos para favorecer un entorno positivo y ayudar a una óptima estabilidad emocional:
Actividades cognitivas: el cerebro, como cualquier otra parte de nuestro cuerpo, necesita estimulación para mantenerse en forma y evitar el deterioro cognitivo común a medida que se envejece. Cualquier actividad que mantenga la mente comprometida y trabajando para resolver problemas contribuye a la salud del cerebro.
Ejercicio físico: el ejercicio es especialmente útil para las personas con demencia. La actividad física ayuda al cerebro a liberar la dopamina, una sustancia química involucrada en el movimiento que contribuye a nuestro bienestar. El estado físico mejora la fuerza, el equilibrio, la memoria y la calidad de vida de las personas, especialmente en aquellas con demencia.
Actividades de ocio en grupo: las actividades que se realizan en compañía favorecen la socialización y reducen el aislamiento, un aspecto importante para las personas mayores que están solas. Este tipo de actividades contribuyen a mejorar las relaciones interpersonales y favorecen el desarrollo de habilidades sociales y comunicativas.
Relaciones sociales: mantenerse en contacto con las personas importantes en sus vidas puede ayudar a evitar la soledad y el sentimiento de aislamiento que podrían derivar en una depresión, así como en un deterioro mental y físico. Es recomendable aprender a conectarse con sus familiares o amigos mayores a través de las redes sociales o videollamadas.
Escucha activa: brindarles la posibilidad de hablar de cualquier cosa, asistirlos y ayudarlos, mostrándonos cercanos y que sientan confianza son aspectos cruciales, especialmente en las personas con demencia pues necesitarán además el apoyo de sus seres queridos.
Tratamiento de los problemas de salud mental
Detectar de forma temprana los trastornos de salud mental en los adultos mayores y realizar un abordaje integral con un enfoque holístico es esencial. En este sentido, las intervenciones contemplan tanto las necesidades de salud como los cuidados personales y las necesidades sociales de la persona.
Los programas específicos para el tratamiento de trastornos mentales se adaptan a cada persona, centrándose en el problema y en sus necesidades, de manera que se realizan terapias adaptadas al diagnóstico y a la afectación de la persona. Se trata de terapias tanto cognitivas como de ocio y tiempo libre, y de favorecer las habilidades sociales y la inclusión de la persona en el entorno comunitario.
Algunas de las intervenciones terapéuticas para el bienestar emocional de las personas mayores son:
· Club Social: un entorno lúdico para potenciar la sociabilidad.
· Grupo de conversación: un espacio donde se intenta crear un clima tranquilo y de confianza.
· Psicodrama: un espacio donde se da prioridad a la expresión emocional y corporal.
· Musicoterapia: una terapia en la que se utiliza la música como elemento principal para estimular la creatividad la relajación.
· Terapia asistida con animales: mejora las funciones físicas, cognitivas, emocionales y relacionales de las personas.
· Estimulación cognitiva: consigue una mejora en el funcionamiento social y de la autonomía del usuario.
· Huerto y jardinería: se incentiva el trabajo en grupo, la autonomía y la mejora de la autoestima a través de la satisfacción personal.
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